Antes de nada
Buenos días hermanas,
Esta semana sé por donde empezar pero no sé qué camino seguir. La agenda de actividades está llenísima, os invito a verla vosotras mismas y yo estoy tan en lunes que me siento como volando de un pensamiento a otro.
Mirando atrás: la sala roja de Yoga con Gracia donde siempre hemos hecho las clases de embarazadas y mamás, donde nos hemos conocido la mayoría de nosotras, ya está vacía. El sábado fué la fiesta de despedida, tengo tantos buenos recuerdos de la sala y ninguno malo (no dentro, eso sí, en el pasillo hubiera practicado wrestling más de una vez con la portera).
Hablando de wrestling... me viene a la cabeza mi querido marido. Yo necesito un poquito de caos siempre, tengo al menos tres rincones de caos que equilibran mi casa y mi alma: son cajones llenos de cosas inclasificables: uno para ropa y telas, otro para objetos duros o luminosos y otro de papeles y cosas planas. Solo así puedo sentir que hay un lugar para todo... Bueno, no le doy más vueltas y lo cuento ya: ¡Vació mi cesta del caos téxtil chicas! La puso en la lavadora y la hizo rodar por dos horas en agua caliente... Una intenta hacer las cosas con cierta conciencia: detergente eco, lavados cortos, usar la ropa más de una vez y usar el montoncito de caos para no poner en el cajón de la ropa limpia ni en la lavadora, la ropa usada solo una vez. Y no solo eso: no tiene tiempo para nada, es raro o es domingo el día que no me siento sola en la crianza de las niñas pero saca tiempo para poner en la lavadora parte de mi alma mientras la cesta de ropa sucia rebosa hasta el vecino y para las cosas más increíbles: practicar ajedrez con una aplicación de móvil, esperar una mañana entera -entre semana- para recibir un mensajero con el gasto trimestral en cosas caras e inútiles (¿sabéis lo que tengo bajo el sofá? un aparato, unos rulos para subirse ahí con la bici y ¡pedalear!) ¿y lo de pasar la mopa?... Mejor no hablemos de eso, os deseo que no tengáis un marido de los que pasan la mopa, voy a hablar con Charo a ver si las constelaciones pueden hacer algo para que no pase la mopa más. Creo que es su meditación y la mía también: Zen vs Kundalini: hay que salir, llegamos tarde y yo estoy calzando 6 zapatos, poniendo tres chaquetas, cogiendo las 3 maletas de cosas que nos van a hacer falta (pañales, snacks, juguetes dos de cada) y él pasando la mopa... (podría hablar con sus hijas, ponerles un límite, preparar algo de comer, hablar conmigo, darme un masajito o las gracias, incluso practicar ajedrez... cualquier cosa menos la mopa). Si tuviera que detallar todas las cosas que hace que sacan de mi toda la rabia, creo que no cabría en un newsletter: tendría que pasar a formato libro, trilogía, entrega por volúmenes, semanal. No, en serio, es muy mal negocio la monogamia, si tuviera dos o tres maridos al menos podría repartir broncas sin que parezca que me estoy enfadando todo el rato con uno. La familia tal como la hemos concebido me parece una fuente de frustraciones, menos mal hemos inventado toda serie de terapias para ayudarnos a mejorar cada vez más, así seguiremos viviendo en familia, con un sentimiento de culpa y rabia elevadísimo y sublime, convertido en baile ritual, canto sanador o en chiste. Ya escucho a mi maridito que sorbe mocos en la cocina (está muy constipado el pobre), me voy a hacerle perder el tiempo con un abrazo, hoy que es lunes y le toca encargarse de las niñas mientras yo os escribo.
Que tengáis una semana llena de pasos de baile, que vuestros cuerpos vivan en movimiento y vuestras almas en danza, que veáis la magia de la vida, que encontréis un billete en el suelo, que vuestros maridos y maridas os abracen y que no sea para pedir perdón, que vuestros niños se duerman a las 8 cada día, que no tengáis que conducir en coche, que os quepan los pantalones del año pasado, que soñéis cosas hermosas... vale, ya voy, jejeje, ¡ahora sí que no le va a dar tiempo de pasar la mopa!
Un beso
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