Una semana antes

¡Buenos días a todas!

Las reflexiones luneares de hoy no terminan de salir... Llevo una hora dando paseos por los alrededores de mi capacidad de concentración, intentando no tocar el lado del cerebro que os escribe cada lunes. La verdad es que el miedo me invade desde hace algunos días. Sueño con accidentes múltiples, siento hormiguitas en el cogote al acercarme a un altura más allá de mis tacones, conduzco por la derecha, pegada al cristal, cantando para liberar tensión. Algo gordo se avecina. Ya os he contado sobre las constelaciones familiares: yo quiero constelar, quería hacerlo por una situación que se repite con mis hijas, algo no resuelto con mi madre. Ante la llegada del taller, he empezado a hacer recuento de mis defectos, de las situaciones que me gustaría cambiar. Os los pondría aquí para que me ayudéis, pero creo que gmail no admite más de 14.000 carácteres en un correo (una ya tiene casi 40 y va sumando capacidad de análisis). Ya puesta a hacer orden, he pedido hora con la dentista y con el dermatólogo, ah! y el próximo domingo con la astróloga (sobre esto ya os contaré). El caso es que esta dispersión, este dejar todo resuelto por si... este no querer mirar la esencia, tiene una razón muy simple: llegan las vacaciones de verano:
Nooooooooo!!!!!!!
Y tengo que preparar otra vez un plan para sobrevivir al calor y al hecho de que sin escuela, mi hija y yo tendremos que entendernos 24 horas al día sin más descansos que las breves horas en las que mi pareja se acerca a casa después del trabajo. Toda una jornada en la que querrá que le entregue cariño incondicional, aceptación, comprensión, atención y todos los o y n con acento que se puedan sacar de un cuerpo de madre. Y luego la pequeña tiene un mes y medio de vacaciones.... Doble:
Nooooooooo!!!!!!!
Nooooooooo!!!!!!!

Con dos hijas sueltas, no doy abasto, a cada minuto no sé si seguir recogiendo cascotes (los juguetes explotan en vacaciones), proyectándome en la gran maruja injustamente maltractada que fue mi madre, seguir preparando las legumbres o intentar salir de casa ya, porque si tengo que salir un martes a las 12 será mejor que lo empieze a intentar desde el lunes a las 10 porque es imposible moverse un paso con ligereza con dos enanas socráticas como las mías. Mi trabajo queda relegado a sus horas de sueño y las mías desaparecen, el dolor de pies se sublima y llega hasta la cabeza dejando un rastro en todo el cuerpo. Sí, lo que me da miedo, son dos preciosas niñitas muy queridas y las ganas de quererlas y ser felices todo el día. Nada hay más monstruoso que una buena familia. ¿Qué opináis vosotras?

Comentaris

Entrades populars