¡Por mis gónadas!
Hoy es el día internacional de la erradicación de la pobreza y se me ha ocurrido mirar en el diccionario lo que es pobreza: “falta de lo necesario para vivir”. Creo que deberían ampliar las estadísticas sobre la pobreza en el mundo, porque para vivir creo que es imprescindible tener una pareja que termine de trabajar a las 15h y/o a la madre cerca y yo soy huérfana hace 16 años y de lo otro mejor no hablamos.
Tiene guasa lo de los días conmemorativos: a mi todos me parece que trabajan con saña en reforzar el status quo. En este día de hoy, me apuesto mis gónadas a que se nos llenan las redes de mensajes que proponen que para paliar el hambre en el mundo pongamos dinero de nuestro bolsillo. ¡Pero el dinero es el icono del poder! El poder es la fuerza que mueve la sociedad. El poder se logra y se alimenta con un sistema de desigualdades. Hay unos que tienen poder, su poder se puede medir por el dinero que tienen. Ellos deciden si alguien va a pasar hambre o no: que haya gente pasando hambre es muy práctico porque quien tiene el poder decide quien puede trabajar y quien no para ganarse el pan y en qué condiciones. A lo mejor a los trabajadores se les subiría los humos a la cabeza si no tuvieran miedo de formar parte de aquella masa de pobres muertos de hambre, sí, es lo mejor.
Somos una sociedad con miembros muy capaces e inteligentes (contra todo pronóstico dada la calidad de la educación) y ¿no somos capaces de organizar una red de solidaridad a nivel mundial, una redistribución de la riqueza, que es de todos, para que no haya gente muriendo de hambre y miseria en el mundo? No, porque esto significaría acabar con una sociedad basada en el poder y cambiar a una sociedad basada en el amor a la vida. El amor a la vida hace que las madres cuiden a sus cachorros a pesar de ser el trabajo peor pagado y reconocido del mundo, hace que trabajen a diario para que sobreviva su familia sin recibir ni un pedacito pequeño del pastel que se reparten los demás. Si las mujeres hubieran planteado su maternidad en términos de poder, estábamos acabados. El amor a la vida debería ser lo primero, debería ser el fundamento de nuestra sociedad y nosotras estar en la cúspide con nuestras caricias y atenciones. Cada día tengo la oportunidad de poner diferentes cara de pena y prisa delante de la gente que pide dinero. El mensaje que les mando inevitablemente es: tu, que eres uno más, no estás invitado a disfrutar del festín que nos estamos pegando. Mala suerte, en la próxima vida pídete pija.
Sencillamente no puedo mejorar su situación, unos euros más solo serán un pequeño alivio y una inversión en más miseria. ¿Qué podemos hacer entonces? Herir de muerte este sistema NO COMPRANDO, aunque cueste un euro, más si cuesta un euro, porque seguramente ha formado parte de una cadena de producción que crea más pobreza. El mundo no necesita mover más dinero, necesita mover sus ideas. Y aquí viene la cosa más importante: planta tu semilla en el mundo: enseña a tus hijas a soñar y a respetar y a empatizar con todos los seres humanos y animales.
Y ahora de postre, un beso y un abrazo para todas
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