La maestría
Dicen que son 10.000 las horas necesarias para dominar una ciencia. Mira, he calculado que dedicando 6 horas diarias de media a maternar, en 4,5 años me convertiré en experta. No me falta mucho: cuento desde que tengo dos hijas. Ahora sí siento que he entrado en la verdadera ciencia oculta y misteriosa del maternar. Llevo casi cuatro años en ello y dentro de poco me voy a graduar. El pasado lunes, o quizás era jueves, qué más da; estaba repasando todos los gestos y el esfuerzo de cada día y me di cuenta de que estaban acompañados de un gran conocimiento y orden. Cada día vestirse es un caos inabarcable, aún así yo consigo que la ropa sucia vaya a su sitio y los pijamas queden expuestos en la cama para la lucha de pijamas de la noche. Mi sistema consiste en lanzar calcetines y cubreculos por encima del caos y como si fuera una petanca, acercarlos lo más posible al cubo de la ropa sucia. Ea, solo les queda la patada final para llegar allí. La retórica, ese es otro de los superpoderes que he desarrollado con más fuerza: convence de ir donde no querían, abre bocas y brazos y mentes a veces y cuando no lo hace, llamo a mi arma secreta: Maia! (bendita Maia, la mejor hermana mayor del mundo, la más atenta, la más absorvente y eficaz del mercado, lo da todo por hacer de mediadora con Lilah, aún no tengo claro si con un ánimo vampiresco o para ayudar, pero mejor no pregunto). Otra maestría es la de hacer todo como si nada, en el mínimo tiempo posible y mientras atiendo o desatiendo con igual buenhacer las peticiones de mis niñas; ni me doy cuenta y mientras los demás en la casa están aún rascandose la legaña yo ya tengo toda una lista de cosas conjugadas en pasado. Hoy mi hija mayor no se quería despertar y la he sacado de la cama como si la estuviera pariendo, duerme en una litera y se ha escurrido de entre las sábanas a mis brazos como si saliera del coño que la parió (esta para despertaros a vosotras, que estábamos muy de runrun). Y nos hemos reído mucho y jiji-jaja le he colado la ropa del día y la he llevado a desayunar: un diez pa mi!
¿Y lo que me falta por aprender? esto es importante. Me faltan más de estos recursos de reír y disfrutar (me faltan muuuchos). Qué bueno sería acompañar con una risa todas las situaciones. También me falta ver el lado simple de las cosas. Una importante: conocer cual es mi función como madre: si hijas sí, a medida que la cosa avanza cada vez lo veo menos claro pero solo las dudas te llevan a las certezas. Como carai se limpia la ropa blanca para que no quede color caracol en seis semanas y como transmitir a las hijas que confío en ellas y que pueden ir a por lo que quieren, a por ello! a comerse el mundo! a querer aprender y a querer amar y vencer la injusticia con creatividad y amor y luchar por la igualdad y la paz mundial, que yo las ayudo, que aún tengo cuerpo y ganas para ese mambo. Si, en un repasillo ràpido, esto me falta, estoy en ello.
En algún momento, nos desharemos de lo viejo e iremos a lo nuevo: a niñas que deciden, que se visten solas y salen de la cama por su pié y esperan de sus madres maestría nueva en otros movimientos y también un buen ejemplo de confianza en una misma y de creatividad. Uf... no sé vosotras, pero me asusta más eso que la guerra de pijamas, dientes y tragaderas.
Buenos días nuevos y soleados
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