Un clásico

Y para acabar o para empezar, os comparto una idea que me ha perseguido esta semana: las películas, los libros de la escuela, el aire que respiramos, la oxitocina, que fuera de los hijos es una tocinada porque te hace pronunciar parasiempres que luego te pasan factura... Me han hecho pensar que el amor era romántico siempre, que la pareja era una unión en la que debía florecer comprensión, apoyo, diálogo y todas las letras imposibles de rimar con realidad. Y no es así. Además, como dicen por ahí: compré siete boletos de lotería y me tocaron dos y voy a ir a la administración a quejarme? Tener pareja tiene muchas cosas buenas y siento que me he quejado demasiado por una espectativa que vista con frialdad, más bien parece broma. Veamos mejor las enormes ventajas de compartir la vida con el padre de tus hijas:

Confort térmico: el carácter exotérmico de los cuerpos masculinos hace que con ellos la casa mantenga un nivel de confort térmico extraordinario. Algunos modelos presentan después del embarazo una masa térmica importante lo que les da un nivel de sostenibilidad medioambiental que ningún otro modelo de estufa podría alcanzar, si fuera un marido. Combina estos grandes beneficios medioambientales con una gran belleza exterior.

Entrenamiento metafísico: ningún otro ser en la familia nos impulsa tanto como nuestra pareja a querer abstraernos de la realidad, a sobrevolar los significados, nuestras emociones y ver desde una perspectiva angelical la vida, para evitar asesinatos y los molestos remordimientos que traen consigo.

Cangureo: porqué no vamos a decirlo. Una pareja es la única opción fiable de cangureo que tenemos muchas madres. Nuestras madres no están (la mía se fué al otro barrio en el 2000 y no vull dir Poble nou, a ver si me entendéis) o están poquito, ni rastro de tías, primas, hermanas... los hijos son muy poco colectivos. Hay pocos espacios donde compartir con otras familias. No hay que tratar a un marido como un canguro, aunque si lo que queréis es desquitaros del prejuicio según el cual vosotras sois las responsables de todas las dimensiones vitales del cachorro que tenemos en común, no está mal responder con un prejuicio igualmente ofensivo y ponerles la etiqueta de canguro. Y lo bien que va.

Un regalo para la vista: ese hacer 30 veces el mismo juego con los niños, el bulto tan gracioso dentro de los calzoncillos, sus cositas (cada uno tendrá las suyas, Javi pliega, clasifica y cuida las cosas pero como una máquina, es muy perfeccionista el pobre, qué defecto tan berraco como dirían en Colombia, pero resulta muy estético cuando agrupa las compras o pliega las bolsas de plástico (sí, pliega las bolsas, lo sé, está fatal el pobre)).

Fuente de argumentario: chicas, de qué hablaríamos si su comportamiento fuera excelente o mínimamente adecuado... Con ellos podemos usar toda nuestra ferocidad argumental. Ofrecen las escenas de vida más jugosas que se puedan tener: echarse una siesta en el momento menos indicado de todos, salir por la puerta sin preparar nada, romper con dos palabras y un gesto un límite cuidadosamente puesto por una durante semanas, no decir nunca la palabra gracias en el contexto adecuado, escapar del trabajo y del conflicto a la sueca en casa y darlo todo en la profesión, desde que tengo un padre al lado he dejado de ir a la biblioteca (no me sobra mucho tiempo por otra parte), basta con ver el teatro que ofrece cuando pasamos un rato juntos.

Agravio comparativo: comparado con la flor creativa y generosa que somos nosotras, nuestras supercapacidades como mujeres y como madres, tener al lado alguien a quien no se le han despertado tales dones hace un efecto enanas de Velazquez: nosotras parecemos más altas, siempre.

Si, hace tiempo que estoy bastante enfadada (y el enfado pasado por el tiempo se me ha vuelto guasa) por el hecho que la pareja no es el apoyo que esperaba en la crianza. Además, aún no conozco una sola madre que en términos distintos no venga a decir lo mismo. Los hombres y las mujeres somos iguales y somos distintos. En la frase: esperaba otra cosa de ti, tu quedas salvado, lo que tengo que trabajar es el esperaba otra cosa. En ello estoy, no es poco trabajo. Y bien visto, ponerlo así un poco en plan hombre objeto, como hemos sido las mujeres mucho tiempo, no me parece mala estrategia, de esta manera siempre tiene la oportunidad de sorprenderme, de superar las espectativas y además: hombre objeto... voy a tener que usarlo... si me gustaran los emoticones, aquí pondría un guiño.

Que paséis un lunes larguísimo, hasta que sea sábado. Que todos los días sean los del inicio y la renovación. Que os podáis tomar a risa casi todo y os abracéis a vuestras estufas con alegría.

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