La semana
Buenos días mujeres (este término hoy te incluye a ti también),
Esta semana tengo un pensamiento recurrente, pienso: -tengo que disfrutar de esto. Me lo digo cuando mi hija mayor me tironea como si yo fuera un burro en el pasto, al tiempo que intento que no se me caiga la montaña de cosas que he acumulado en el carrito, ni la niña que llevo en brazos y que constantemente hace trikonasana entre mis manos para caer en la teta y sacarme el jugo un rato más. Me lo digo con fe y con esperanza y con los ojos cerrados: tengo que conseguir disfrutar de esto, porque la otra opción ya la he probado y no me gusta.
Leí que no era conveniente decir a los niños que la comida ensucia, lo encontré una idea brillante, así que pasé cuatro días haciendo caras rarísimas cada vez que mis niñas venían a mi con las manos llenas de caldo de lenteja con tomate, luego mis silencios llenos de onomatopeyas pasaron a convertirse en larguísimas explicaciones dando vueltas para evitar la palabra manchurrón horrible: -la comida, que siempre es buena y bienvenida, fuera del contexto artístico hace unas formas aleatorias e imborrables en la tapicería hija... en estos momentos he encontrado cierta paz y consigo sencillamente alargarle la servilleta con una sonrisa mientras comemos juntas, requiere presencia, menos palabras.
A veces nos enganchamos de tal forma a nuestras rutinas que por mucho que nos duelan y nos disgusten no podemos soltarlas: es fácil cambiarlas en detalles pequeños como mi cambio en la consciencia familiar sobre los alimentos; pero cuantas semanas voy a necesitar para cambiar mi actitud de fastidio ante lo mucho que me cansa ser madre algunos días: este cambio requiere un movimiento interno mucho mayor.
Eso es todo, que pases una semana ____________________(en la que puedas elegir lo que quieres).
Menuda foto más bonita!
ResponEliminaMe encanta tu blog! Me vuelvo a reir con cada entrada!