Así es muy fácil
Ay, los lunes por la mañana... me he levantado siendo negra noche para poder dedicarme unos minutos a mi misma: ya no medito, ahora solo pido poder hacer caca y leer tres páginas de mi libro favorito a solas (siento la sinceridad)... Las niñas han tardado 10 segundos en aparecer a ofrecerme unos impagables momentos de meditación y entrenamiento del autocontrol. Menos mal el padre, después de amenazar con buscarle un apartamento para que viva libre y sin ataduras, está rozando niveles de perfección en su hoja de servicio. Me he enterado de que una amiga está embarazada por segunda vez y yo querría hablar del milagro de la vida, de lo maravillosas que somos las mujeres, de lo bella que es la familia y del placer de acompañar a los hijos, pero cada lunes la visión de mi familia allí en la mesa del desayuno mientras yo tecleo, me recuerda que la realidad es otra: una vez pasado el bonito momento en el que damos la bienvenida al mundo a un nuevo ser y los meses de resaca que lo siguen, una pone los pies en la tierra y se encuentra exigiendo cuidados (desde que terminó el matriarcado hace más de 5000 años a las mujeres nos va más mal que bien, sin autoridad y despojadas de lo sagrado, andamos como marujas descerebradas exigiendo el respeto a gritos cada día), tratando de amar incondicionalmente y sin grietas (con un amor de película o de libro) a una hija que parece que se formó con Sócrates en el arte de la dialéctica (¡todo lo contesta!) y que utiliza el llanto como botón para todo movimiento en su vida (llora para que el vaso cambie de color, para que su culo vaya al carrito de la hermana, para que la cuchara vaya a su boca, el daño fuera), a una pareja con la que las conversaciones se reducen a los escasos minutos de juego pacífico de las dos enanas socráticas y que desaparece como el buen tiempo por interminables días.
Bueno, ya se están haciendo las ocho de la mañana y el sol sale, después de vaciar aquí todas mis quejas, voy a desayunar con mi familia imperfecta y gritona y a pasar un bonito día con la compañía que dan todas vuestras orejas y los ánimos que me mandáis con vuestros comentarios: así es más fácil pasar un buen día.
Un abrazo enorme
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