Un enero interminable
Buenos días a todas,
con la de horas de sueño que me faltan y aquí estoy todos los lunes cuando aún está oscuro, tecleando mientras el sol y mi cerebro van saliendo a la luz. Este enero parece interminable, en sintonía mi correo de esta semana también lo parece ahora que lo veo aquí abajo...
Esta semana traigo en mente una reflexión un tanto extraña: seguramente se debe a que he tenido que ver 4 veces (una al mes, esto ya viene de lejos) la película Frozen (de Disney!) y en esta semana pasada he escuchado la banda sonora tantas veces que en Spotify creo que nos van a dar una mención de honor por nuestra fidelidad. Supongo que debería haber llegado ya a un punto de saturación pero si os digo la verdad en lugar de eso he llegado a la iluminación, además estoy encantada porque Maia no se aficionaba a nada, a ver le encanta el chocolate y comerse los mocos como a todos, pero no se obsesiona con nada en particular como veo que hacen casi todos los niños: star wars, princesas, hello kitty, el club super3... Yo quiero que mi hija sea normal, que responda cuando le preguntan, que quiera jugar sin parar, que cante villancicos en navidad subida a un escenario... ¿Os he hablado alguna vez de mi madre? Mejor no abrimos ese tema... El caso es que Frozen, ¿conocéis la historia? Es un clásico de Hans christian Andersen: La reina de las nieves. Pues la reina es una mujer mágica, pero el miedo que siente de su propia magia hace que no pueda dominar sus poderes y termine haciendo daño a quienes se acercan a ella. La fuerza y la magia que posee son para ella una maldición porque "no son normales", a los ojos de los demás son lo desconocido, lo extraño: son el enemigo al que hay que combatir, ya que nos obliga a cambiar nuestro rumbo y a abrir nuestras mentes. La reflexión que subyace al cuento es que no hay perdón en nuestra sociedad para los locos, si te sales de la normalidad lo mejor es que te busques un lugar solitario bien lejos de la manada porque un día u otro te van a expulsar. Como se trata de un cuento, a la loca se la quedan y la convierten en reina pero pensad por un momento cuantas reinas hay en estos momentos que después de haberse soltado el pelo y las caderas, hecho un castillo de hielo en lo alto de la montaña y tirado la capa castradora y los guantes de niña fina, ¿cuantas de estas hay que no estén en un psiquiátrico o en tratamiento para volver al redil? Las leyendas nos sirven para vivir situaciones que en la realidad están bloqueadas, podridas. Si eres una mujer que ya no puede más de hacer lo que se debe y explotas y muestras tu fuerza, ya no te queman a lo bruja pero la etiqueta que te ponen... Ni lo intentéis chicas, vosotras bien normalitas.
Aquí ya lo he soltado yo todo y creo que ya estoy lista para vivir esta semana y escuchar y berrear con mi hija 100 veces más las canciones de la peli.
Besos a miles y muy buena semana a todas
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