Las siete cosas que nunca quise hacer
Buenos días madres y padres,
Yo también me quiero a puntar a la moda de enumerar: las tres cosas que le dirías a tu jefe, 10 consejos para un parto feliz, las 8 razones para no gritar a tus hijos (esta me llegó al alma). Me gustan estos posts, dan la impresión que contarás hasta diez y el cambio sucederá por arte de magia. No es así, pero al menos te haremos pensar 7 veces más y mantendrás en forma el cerebrito y a raya el instinto, no vaya a querer mandar sobre ti. Como la semana pasada fue el día del padre y aunque no celebro las fechas del calendario, creo que hace mucho tiempo que debo una disculpa a los padres en forma de post numérico: Las siete cosas que nunca quise hacer con mi marido, hoy se las leeré cuando lo haya mandado, no vaya a querer añadir 8 más.
1. Decirle cómo tiene que hacer las cosas: Cuando salíamos de casa, yo le ponía a mi pequeña la ropa más adecuada según mi extensa ciencia sobre vestido infantil: pecho caliente, libres las mangas que vamos al parque, partes bajas sin faldones que quiere ir en bici, color naranja le gusta, me llevo unos calcetines extra se va a mojar los pies, etc... no os podéis imaginar cómo me molestaba que mi marido cogiera lo primero que aparecía en el cajón: la mezcla de estampados que hacían que mi pequeña pareciera hija de Barragán, chaqueta de astronauta y faldas el día del parque, ningún recurso útil para el minuto siguiente (no bolsa con los dos kilillos de cosas que suelen ser necesarias). Eso fué poca visión estratégica la verdad, por no pasar por un poco de vergüenza por la mezcla de rayas y puntos y tener que volver a casa un par de veces para que se diera cuenta de que hay que ponerle más concentración y cosas en la bolsa a esto de salir de casa, cada día le mandaba el mensaje: no lo haces bien, será mejor que no hagas nada y luego puntualmente cada jueves le tocaba el discurso: es que no te haces responsable, no me ayudas! mal, ahora mi hija viste igual de mal pero mi marido y yo somos más felices y compartimos reponsabilidades: vale la pena el cambio por dífícil que sea la transición.
2. Pedirle ayuda: los padres no tienen que ayudar, los padres son responsables de sus hijos, no ayudan: actúan según su responsabilidad como nosotras. No se puede esperar que uno asuma responsabilidades cuando no puede tomar decisiones y sentirse libre de actuar. Si siempre estás allí para decir lo que hay que hacer, ¿cómo va a encontrar una manera propia de hacer las cosas? ¿Como va a encontrar siquiera las ganas de hacerlas? Así que hay que meterse en la cabeza que los padres no ayudan: ellos cumplen su función como padres a nuestro lado, no podemos decirles hasta donde tienen que llegar y cómo en sus funciones, lo único que podemos hacer es ceder un poco de espacio allí donde nosotras estamos, para ir juntos.
3. No dejarlo solo: Cada viernes a las 19h mi querido marido llega en su bici corriendo (es lo que marca mi detonador, si tarda media hora más exploto) para llevarse a nuestras dos pipiolas... vaya que lo dejo solo el último y más cansado día de la semana, a la peor hora con una lactante y otra preadolescente y yo me voy a correr las calles, a charlar con mis amigas o a limpiar las madrinas, me da igual pero necesito estar sin niñas un rato. Él no me llama aunque la niña se haya puesto azul, se las arregla muy bien, toma buenas decisiones: les da una cena callejera y gamberra, juega con ellas hasta unas horas que yo nunca aceptaría, las distrae de sus penas si las tienen, las riñe alguna vez también, no le queda otra, no está la madre gritona para hacer ese trabajo... es decir: suceden cosas maravillosas y el instinto paterno queda tan bien entrenado que temo que me quite el trabajo.
4. Hablar mal de ti: nunca quise, pero... ¡me salieron unos posts muy divertidos con tus cagadas!
5. No dejarte ser perro: Un exnovio mío me decía: quiero ser tu perro, pero no tu mascota. Voy a meterme en la cabeza que un padre es un animal bueno y capaz y voy a tratarte como a tal: ni perro: tigre, lobo, oso... cada uno de nosotros despertamos en los demás una actitud con nuestras expectativas y acciones (que no con el deseo, no es tan fácil).
6. No preguntar primero: esta es para hacer relleno, que se me va haciendo tarde. Este es un punto estratégico, para mantener viva la llama: de vez en cuando pregúntale que le parece que hagas esto o lo otro, luego haces lo que quieras como siempre, pero estás ganando puntos para mantener al padre ejerciendo (uy, ¿este no era un post para disculparse? -bueno, no creo que ningún hombre haya llegado más allá del cuarto punto, así que ya podemos hablar en confianza).
7. No confiar: esta es la parte más importante: son nuestros compañeros, amigos, iguales, no lo van a hacer como nosotras, no son nosotras, pero lo van a hacer muy bien. Confía, suelta un poco de responsabilidad y ¡quedemos el viernes!
Un beso a todas y todos y feliz semana
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