Ensalada de palabras

Buenos días madres,

Bueno, se nos ha hecho un poco tarde hoy y no hemos hablado un poco de lo nuestro... Siempre me gusta haceros perder el tiempo con mis reflexiones, perder el tiempo me parece cada vez un paraíso más lejano y exótico, quisiera ir allí más a menudo. Los días se me hacen muy cortos, y si quiero hacer algo extra tengo que sumarlo a otra cosa: bailar en la ducha, trabajo creativo mientras doy teta, por la calle caminando llamadas, de noche mientras agonizo correos y facebook, por la calle con las niñas estiramientos y contraposturas y mucho kundalini (el otro día fui media hora, doblada como un cuatro, llevando a Lilah en el patinete mientras arrastraba un carro de bebé, si esto no es una meditación de kundalini...). Este fin de semana aprendí cosas valiosísimas: ahora me comunico con mi útero. ¡Resulta que es una pallasa mi útera!, está llena de alegría, buenas ideas y yo intentando vivir con el corazón y el cerebro que están, como están. El caso es que aprendimos unos ejercicios buenísimos y ya estoy viendo donde los voy a poner: creo que voy a dar saltitos con mi útero para despertarlo mientras cocine o mientras espero a que Maia se ponga los zapatos para salir. Una cosa más que sumar a nuestras maravillosas rarezas: sí, yo también soy, como muchas, una de esas madres animales, comedora de restos, recitadora de mantras (a veces canto un har haree haree, pero la verdad es que el mantra que más repito es: venga que nos vamos, ponte los zapatos), que lleva coturnos por no perder el tiempo atando zapatos y que por la calle gesticula, canta y aprovecha para hacer un poco de yoga. Y recuerdo lo mucho que me avergonzaba mi madre y ahora que soy yo la descerebrada que canta y llora recordando...

Venga, hagamos un ejercicio a lo Uri Geller: de pié, pies bién enraizados en la tierra, suelta todo lo que tengas en las manos y mueve las caderas en círculos suavemente dejándote llevar, primero a la derecha (dos o tres minutos), luego a la izquierda, luego pon los pulgares en el ombligo y la mano sobre el vientre hacia abajo, puntas de los dedos tocando al pubis, concéntrate en el espacio que queda entre tus manos, es tu útero, bajo tus manos están los ovarios. Inhala y exhala profundamente y concéntrate en ellos hoy a las 11 de la mañana todas juntas, estés donde estés. Alice pondrá el aroma sagrado del palosanto y sus músicas bellas, seguro será un buen día para todas.

Os mando un abrazo (mi útero también).

Y no voy a hablar de lo triste que estoy porque te vayas a ir a vivir a Austria y nos vayamos a perder nuestras conversaciones del martes que tanto me gustan. Y me voy a perder verte sufrir cuando nazca tu bebé intentando que tu hijo no lo use como mopa friegasuelos, ¡que estas cosas ayudan mucho a ver que siempre estás mejor que alguien! De esto mejor ni hablamos.

Comentaris

Entrades populars