El lío
Buenos días madres hermosas,
Hoy habréis abierto el mail pensando: uf, el viernes fue el día del trabajo, domingo el de la madre... seguro que va a haber lío en el mail de Miriam. Sí, no me faltan ganas de montarme en mi cólera y echar de nuevo a rodar cabezas, pero hoy acabo de llegar de una pequeña aventura familiar que incluía unas condiciones lo suficientemente incómodas como para estar agradecida al mundo y a la vida y muchas vistas a la luna y a muchas montañas y a un riachuelo corriendo: un acceso continuo a la belleza de las cosas sin valor económico, que no gratuitas. No es gratuito que las ondas de luz se descompongan y que el agua ondee sobre las piedras y ramas de forma sinuosa dejando ver un arcoiris pequeñito en cada seseo: el mundo se ha hecho bello para que podamos ser felices contemplándolo. Y ahora, antes de que creáis que me voy a poner a cantar como sor María con la guitarra, tengo que confesar que yo también tenía unas inmensas espectativas puestas en este mail, en el coche fui escribiendo unos apuntes sobre la maternidad y nuestra cultura y sociedad, sobre la penalización de las emociones y de las mujeres a lo largo de la historia. Sobre la ahorcadora idea de normalidad que se ha asentado entre nosotros y la maldad de etiquetar, tratar o eliminar para llevar a lo standard a la fuerza, a quienes se salgan de ella. Pero nada de esto me parece auténtico.
Empiezo a pensar en mi madre y todos los ganglios me palpitan. Cada lunes es como si abriera mi casa para todas: os recibo en pijama, comemos las sobras de la cena y nos ponemos a hablar de temas muy personales. Mi madre, estuvo muy sola en la crianza: ningún marido al que intentar domesticar, muy pocas amigas y desapareciendo todas cuando llegaron los problemas, como casi toda la familia y la confianza en sí misma. Hace ya 15 años que mi madre murió, no supo de mamas graciosas, no ha conocido a mis hijas, ni ha podido ver que me he convertido en una maruja descerebrada como ella. No hay semana que no me encuentre pensando ¿cómo hacía mi madre? ¿Como pudo arreglárselas sola? Me gustaría darle las gracias por tantas cosas que antes me eran invisibles. Querría decirle que todo lo malo al fin solo nos abrió los ojos y nos hizo más coléricas, más buenas y más justas y que ahora solo tengo para ella agradecimiento y mucha pena, podría venir a buscar ambas cosas si quisiera. Y supongo que como nada es gratuito en este planeta bello, quizás esta lagrimilla que estoy aquí echando yo sola, os empuje a buscar a vuestras madres otra vez este lunes y a darles las gracias por haber estado allí cuando érais unas cachorras mamonas y tenían que limpiaros el culo cada tres horas y aguantar vuestros gritos, insomnios, dolores y egoísmos. Quizás podríamos hacer algo para mejorar la maltratada idea que tenemos del trabajo más importante y más difícil que hay: nacer nuevas personas y darles sus primeros pasos en la vida. Empecemos con defender a nuestras madres, fueran cuales fueran los caminos que tomaron en sus vidas.
Que paséis una semana llena de cosas bellas y luminosa comprensión (ahora sí, cojo la guitarra).
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