La velocidad
Se me ha hecho tarde!
Ya sabéis que me gusta entretenerme con alguna propuesta que os haga perder unos minutos, así que esta semana vamos a recuperarlos. Aquí van mis tres mejores propuestas para ganar tiempo:
1. Confiar: esta es la más difícil, pero empecemos por aquí que hoy es lunes y me siento capaz de todo. Este fin de semana recibí una lección de vida de mi sobrino Matías (5 años). Yo hablaba con mi hermana y lo veo por el rabillo del ojo que se sube a una escalerilla observa la fruta que tenemos en casa y agarra con esfuerzo un melón enorme para llevarlo para abajo y yo le digo (y mientras le digo por mi mente aparece lo que os contaré entre paréntesis):
-Matías ¿Qué haces? (¡este niño se me come el melón que me guardaba para mañana!) ¿No pretenderás (¡es que no pregunta!) coger el melón (¡pero esto es maravilloso! ¡se lo hace él solo!), bajar a cortarlo (me va a dejar la cocina hecha unos zorros) y comer?! (pero mientrastanto yo podría estar leyendo-durmiendo-haciéndome las uñas, da igual: no intentando controlar todo lo que pasa). Matías me mostró el camino hacia una maternidad menos consciente y ahora que todo el mundo quiere llevarnos hacia la conciencia, voy a remar un poquito para el otro lado: dejar de hacer, dejar hacer mejor dicho. Es agotador que todo pase por nosotras, creo que podríamos esta semana preguntarnos qué podemos no hacer. Tengan a mano el teléfono de urgencias.
2. Junta todo lo juntable: los miércoles tengo una tradición: juego, cena y baño todo en uno. A las siete de la tarde meto a las niñas en el baño, mucha agua sin jabón, preparo la cena mientras juegan y se la doy dentro del agua. Aprovecho para cocinar pescado, pueden comer con las manos, yo les sostengo el plato, a veces tienen que rescatar los trozos de dentro del agua. A las 20h están como pasas y oliendo a caldito, alrededor una sopa. Luego fuera agua, una mano de jabón, manguerazo de agua y a las 21h están dormiditas y limpias. Adoro los miércoles.
3. Reducir: no solo lo que haces, lo que compras (más cosas, más flexiones para guardarlas), también hay que reducir espectativas: ¿Esperabas vivir en una casa en orden? Todo llegará, ahora mejor vivir en el caos que vivir histéricas, aprende a elevarte, a saltar por encima del tapiz de cosas del suelo y ve a tumbarte y me llamas y charlamos o llamas a tu madre, o a tu hermana... busca la fuerza de tu tribu ¿Quisieras que tus niñas coman comida casera cada día? Vale, pero puedes hacer mucha y que coman cada día la comida casera que preparaste el lunes. Bajas las espectativas: subes la satisfacción.
Bueno, no os entretengo más. Que paséis una semana velozmente feliz.
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