La enseñanza del virus
Y en cuanto a las partes bajas, donde nos encontramos, hoy son literales: estoy por los suelos.
Tengo las amígdalas como dos pelotas de golf, me duele todo el cuerpo desde los pies hasta la coronilla. Me duele la punta de la nariz y los ojos... Tengo frío y me cuesta moverme y aún así he ido tres veces a la escuela de mi hija mayor para llevarla y traerla, he pasado a buscar a la pequeña, todo arrastrando los pies y bajo la lluvia... la cabeza me explota, la mala leche me lleva, al menos es una fuerza con la que andar, de las otras ya no me quedan. Toda esta sensación me trae a la cabeza dos cosas:
Lo necesario que es no encontrar solución. Me siento mal y la verdad es que lo estoy de alguna manera disfrutando. Si me ves la cara de dolor y cansancio que tengo no lo creerías, pero cada enfermedad, cada caída es una oportunidad para escuchar mensajes en una sintonía del ser que no suele ser escuchada. Me he acordado de mi querida madrina y mi madre. También he agradecido la fuerza y la vitalidad que normalmente siento en mi cuerpo, espero que vuelva y no me quede como ahora: parezco una vieja caracol. No hay necesidad de solucionarlo todo, hay que escuchar todos los mensajes, no hay que taparlos con soluciones. No sé si me entendéis. Si estáis cansadas, por favor, ponerle remedio pero si os sentís en el abismo, aprovechad este sentimiento extremo para ver vuestra vida. (Y si os resulta insoportable claro, ¡venís a las constelaciones! pero no como una solución allí no borramos nada, se integra).
Y la otra cosa... una amiga me dijo que estaba embarazada, teniendo ya una hija, la cara de agobio la acompaña cada vez que da la noticia. Estoy tan rota estos días que no llego a pronunciar una sola frase, pero querría hacerle entender lo bueno que va a ser. Sí, llevo tres años de maternidad doble, en un contexto que solo pone fácil a las madres el ingreso en un centro de internamiento para enfermas mentales... Si ese camino fuera el éxito, el apoyo es total. Pero lo que queremos es seguir siendo seres íntegros después de criar hijas y para eso no hay cura, no hay instituciones de apoyo, ni siquiera hay una familia donde apoyarse muchas veces. Aún así, abrazar a mis dos hijas es un paraíso exótico, único, medicinal. Mis hijas, lo digo y se me llena la boca: mis hijas, tengo dos hijas, cuánta abundancia ha llegado con ellas, qué afortunada me siento. Sería más fácil claro tener solo una, pero fácil es solo una cosa y mis hijas son dos: difíciles, muchas, ellas, son más que yo, me ganan, me gustan, me muestran la vida de una manera tan distinta, desde aquí soy otra, mi ego se ha hecho eguito y lo que siento ahora es grande y está enraizado con el universo, me siento una con las ganas de florecer de esa planta en el entresijo de las baldosas de la calle, soy mi madre y soy tu, soy una vaca o un gusano, un eguito cabe en cualquier parte. No hay nada mejor que el cambio de rumbo que cada hija te propone, hay mucho esfuerzo y frustración pero si puedo resumir en una palabra lo que me inspira ser madre de mis dos hijas diría: Gracias.
Y muchos días gracias pero no más!! Jajaja!! Vivir es muy bonito, verdad?
Tengo las amígdalas como dos pelotas de golf, me duele todo el cuerpo desde los pies hasta la coronilla. Me duele la punta de la nariz y los ojos... Tengo frío y me cuesta moverme y aún así he ido tres veces a la escuela de mi hija mayor para llevarla y traerla, he pasado a buscar a la pequeña, todo arrastrando los pies y bajo la lluvia... la cabeza me explota, la mala leche me lleva, al menos es una fuerza con la que andar, de las otras ya no me quedan. Toda esta sensación me trae a la cabeza dos cosas:
Lo necesario que es no encontrar solución. Me siento mal y la verdad es que lo estoy de alguna manera disfrutando. Si me ves la cara de dolor y cansancio que tengo no lo creerías, pero cada enfermedad, cada caída es una oportunidad para escuchar mensajes en una sintonía del ser que no suele ser escuchada. Me he acordado de mi querida madrina y mi madre. También he agradecido la fuerza y la vitalidad que normalmente siento en mi cuerpo, espero que vuelva y no me quede como ahora: parezco una vieja caracol. No hay necesidad de solucionarlo todo, hay que escuchar todos los mensajes, no hay que taparlos con soluciones. No sé si me entendéis. Si estáis cansadas, por favor, ponerle remedio pero si os sentís en el abismo, aprovechad este sentimiento extremo para ver vuestra vida. (Y si os resulta insoportable claro, ¡venís a las constelaciones! pero no como una solución allí no borramos nada, se integra).
Y la otra cosa... una amiga me dijo que estaba embarazada, teniendo ya una hija, la cara de agobio la acompaña cada vez que da la noticia. Estoy tan rota estos días que no llego a pronunciar una sola frase, pero querría hacerle entender lo bueno que va a ser. Sí, llevo tres años de maternidad doble, en un contexto que solo pone fácil a las madres el ingreso en un centro de internamiento para enfermas mentales... Si ese camino fuera el éxito, el apoyo es total. Pero lo que queremos es seguir siendo seres íntegros después de criar hijas y para eso no hay cura, no hay instituciones de apoyo, ni siquiera hay una familia donde apoyarse muchas veces. Aún así, abrazar a mis dos hijas es un paraíso exótico, único, medicinal. Mis hijas, lo digo y se me llena la boca: mis hijas, tengo dos hijas, cuánta abundancia ha llegado con ellas, qué afortunada me siento. Sería más fácil claro tener solo una, pero fácil es solo una cosa y mis hijas son dos: difíciles, muchas, ellas, son más que yo, me ganan, me gustan, me muestran la vida de una manera tan distinta, desde aquí soy otra, mi ego se ha hecho eguito y lo que siento ahora es grande y está enraizado con el universo, me siento una con las ganas de florecer de esa planta en el entresijo de las baldosas de la calle, soy mi madre y soy tu, soy una vaca o un gusano, un eguito cabe en cualquier parte. No hay nada mejor que el cambio de rumbo que cada hija te propone, hay mucho esfuerzo y frustración pero si puedo resumir en una palabra lo que me inspira ser madre de mis dos hijas diría: Gracias.
Y muchos días gracias pero no más!! Jajaja!! Vivir es muy bonito, verdad?
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