¡A bailar!
Buenos días,
Este fin de semana participaba en el curso de Marcelo Antoni sobre emociones. Después de pasar un primer momento... esto os lo cuento con una parábola: Compré entradas para ir al circo, miraba yo a ver donde me tenía que sentar buscando filas y números en las sillas y resulta que mi plaza era de bambalinas entre el contorsionista y la mujer barbuda que me decían que ya nos toca salir. Después de un poco de calentura buscando a Eugenia con la mirada y maldiciendo: ¡esto es una terapia!! ¡donde me he metido! pensé: bueno, en todo caso si me desmonto, quien mejor que Marcelo para enderezarme... Y me dejé llevar. Y os hablo ahora, desde mi yo limpito de hoy para compartir algunos de los tesoros que encontré en el camino.
Descubrí que el amor y la ternura no lo arreglan todo, así que si lo que te sale a veces es enfadarte, pues porqué no, hazlo y defiéndelo. Todas las emociones son buenas, útiles y sanadoras, déjalas vivir en ti, no las descartes (pero entrena el camino en el que puedes volver siempre a tu centro, que lo puedes necesitar cuando tu pareja esté a punto de llamar al 061 para pedirte hora con el psiquiatra).
Al inicio del taller nos preguntaron cuál era nuestra emoción negada o reprimida y cual la que nos guía. El caso es que al final del taller tenía que cambiar las respuestas (y yo no suelo equivocarme, como todas las madres). Una emoción muy presente en tu vida puede ser una emoción negada porque solo con verla de lejos ya la estamos reprimiendo o llamando a las otras para que hagan su trabajo; esto no quiere decir que no estemos todo el tiempo mirando hacia ella para ver si se acerca. Así que una emoción reprimida, puede ser una emoción muy presente, a la que estamos muy enfocados y todas son necesarias, así que... ¡A trabajar! Yo voy a tirarme en paracaídas un día de estos y a vivir el miedo de cerca... O mejor les pregunto a mis hijas si quieren ayudarme en las vacaciones (días sin escuelas...eso sí que produce un miedo denso...). Hay que vivir las emociones, todas.
Sea como sea tu parte emocional, quiérela, investiga, busca, revuelve... porque, es la madre de tus hijos. ¿Los niños son pura emoción no es cierto? Emoción y movimiento. En el taller trabajábamos mucho el movimiento y me di cuenta también de lo importantísimo que es y de lo mucho que lo necesitamos las madres que muchas veces nos encontramos atadas a las situaciones (no puedo salir de casa ahora, no me muevo para no despertarlo, no me lo quito de encima para que esté tranquilo, estoy que no me puedo mover... ). Y con un poco de movimiento, todo se afloja y florece y se vive mejor, así que aquí va mi medicina para vosotras:
A mover el sur...
Feliz semana
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